Nacido en 1938 en Colombia, Héctor Gallego, encontró su vocación en el sacerdocio desde joven comprometido con la justicia social y la ayuda a los más necesitados.
En 1967, llegó a Santa Fe, Veraguas donde comenzó su misión pastoral enfocada en la educación, la organización comunitaria y la lucha contra la pobreza.
Héctor Gallego se convirtió en un defensor ferviente de los derechos humanos, denunciando las injusticias, trabajó incansablemente en la creación de cooperativas agrícolas para mejorar las condiciones de vida de los campesinos, y la explotación que sufrían estos a manos de terratenientes y autoridades corruptas.
El 9 de junio de 1971, fue secuestrado por fuerzas paramilitares debido a su labor social y su lucha por la justicia, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y coraje. Su desaparición sigue siendo un misterio y una herida abierta en la historia de Panamá.
Sobre esto se refirió el arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa en su homilía dominical.
En 1999, el padre Héctor Gallego, fue declarado “Mártir de la Paz y la Justicia” por la Conferencia Episcopal Panameña, reconociendo su sacrificio y su inquebrantable compromiso con los derechos humanos.