Esta sociedad, caracterizada por las prisas y por la motivación de la felicidad a corto plazo o “Carpe Diem” es debido, no solo a una sociedad consumista y seguidora de la teoría del descarte, sino a nosotros los cristianos, los católicos, que no damos un testimonio firme, coherente y constante.
Por ello, nosotros jóvenes católicos del siglo XXI, debemos ser el reflejo de nuestra fe, debemos dar verdadero testimonio del mejor mensaje que se ha dado jamás. Hablamos de tener la suerte de sentirse amado por la persona que ha dado su vida por cada uno de nosotros, y que lo hizo por amor. No hay mayor amor que el que da su vida por otros, aceptando el sufrimiento, la muerte clavado en una cruz.
Este mensaje, como dijo San Juan Pablo II, “ha sido, es y será siempre el mismo” y, sin ser modificado, debe adaptarse al hoy, a la época que vivimos. Si Jesucristo viviera ahora, estaría dando testimonio y propagando la Buena Nueva, sería un predicador sin igual, un hombre carismático, lleno de misterio y elocuencia. Usaría internet para evangelizar, eso sí subiría muchos vídeos.
Internet es una excelente herramienta para inculcar contenidos buenos, con valores definitivamente no están “de moda” en la sociedad actual.
Esto es lo que se denomina la “Nueva Evangelización”: Dejando el mismo mensaje que dio Jesús en Galilea, porque es el mejor mensaje que se podía dar, y envolverlo de la manera que se utiliza en el siglo XXI, es decir, darlo a conocer a través de las formas que existen hoy en día: internet, redes sociales, entre otros medios que nos hacen llegar a muchísimas perso-nas de manera inmediata.