Desenfreno, una búsqueda desesperada para llenar vacíos

Raul VenceNoticias

Carol García, es una joven universitaria y asegura que el día a día de sus compañeros no se enfoca en los estudios, ni en las responsabilidades de la universidad, sino en las rumbas que tendrán el fin de semana. Para ella las fiestas son divertidas y reconoce que esta práctica es propia de la vida universitaria, sin embargo las considera en un segundo plano, no es su prioridad.

Esta chica nos cuenta que comparte frecuentemente con dos amigas, una católica y otra evangélica. “Es interesante ver cómo interactuamos y encontramos formas de divertirnos sin caer en el desenfreno, es muy triste ver como muchos jóvenes aun estando en esos ambientes de locura siguen estando vacíos, no han dado paso en sus vidas a Jesús”, explicó Carol.

Las salidas a centros nocturnos, los denominados parkings en los barrios y los paseos que organizan los grupos de amigos no están del todo mal, el detalle es que al tener presente licor y hasta drogas en ocasiones, se distorsiona el significado del entretenimiento o de la diversión.

Carol señala que ella no asistía a la Iglesia Católica, pero gracias a la intervención de su amiga Natalia fue poco a poco involucrándose en grupos y eventos. “En estos lugares no se necesita nada de lo que otros buscan en discotecas y demás centros de supuesta diversión, los jóvenes católicos se divierten sanamente, son alegres sin consumir licor o drogas, siempre la pasa-mos súper bien” dijo.

Itza Urriola, psicóloga del Centro de Orientación y Atención San Juan Pablo II, afirma que la sociedad ha cambiado muchísimo, los jóvenes son fuertemente influenciados por los medios, están conectados a las redes sociales recibiendo mensajes que les invitan a vivir sin límites, las redes hacen ver como normal el consumo del alcohol o de las drogas para disfrutar, les invitan al desenfreno total”.

La psicóloga opina que lamentablemente el joven ve las actividades de la Iglesia como aburridas y prefiere otras donde la adrenalina los ponga al límite.

“El mensaje que se dejan ver en las redes sociales invita a vivir estas actividades para evadir, para alejarse de los problemas y para llegar a conectarnos con momentos de desenfreno que nos hacen olvidar momentáneamente la realidad. La tecnología nos ha desplazado totalmente de los juegos tradicionales incluso de otras épocas en las que se compartía sanamente”, acotó Urriola.

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