Eucaristía en la calle para celebrar la Jornada Mundial de lo Pobres con los más necesitados

Eduardo SotoNoticias

No llovió como todos los pronósticos especializados vaticinaban. El rey sol se asomó tímido, y permitió que decenas de personas que están en situación de calle se sentaran alrededor de un altar improvisado en la vía, donde el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, consagró el vino y el pan. Y entonces Cristo se hizo presente en su cuerpo y su sangre, juntando el cielo con la tierra, rodeado de pobres.

Todo se realizó en la calle 32 Este, en el corregimiento de Calidonia, justo en frente de la sede del Centro de Atención Integral San Juan Pablo II, un lugar que empezó atendiendo a jóvenes con problemas de drogas, y ahora acompaña con alimento, medicinas y atención psico-espiritual a quienes están en situación de calle, desde sexo servidoras, personas trans, jóvenes sin hogar y ancianos desamparados.

El evento se efectuó el domingo 19 de noviembre, establecido por la Santa Sede para celebrar la Jornada Mundial de los Pobres en su séptima edición, que se ha indicado como fiesta solemne cada domingo 33º del Tiempo Ordinario, una semana antes de la Fiesta de Cristo Rey, día que marca el final del año litúrgico.

La Misa fue el punto culminante, luego de la cual la comunidad católica Shalom junto con el Centro San Juan Pablo II ofreció un desayuno a los presentes. El Arzobispo aprovechó para compartir con algunos de los presentes sobre su situación de vida y, cómo, a pesar de su realidad, Dios los amarilis.

Durante su homilía, el arzobispo fue enfático en señalar que la Jornada Mundial de los Pobres es una oportunidad para realizar gestos concretos en favor de estas personas menos favorecidas, pero más aun para empezar a trabajar en cambiar las situación de injusticia y corrupción que generan pobreza.

A continuación la homilía completa de monseñor Ulloa.