Caminar unidos por Panamá
Los obispos de la Conferencia Episcopal Panameña (CEP), al concluir su segunda Asamblea Anual Ordinaria, número 221, desarrollada del lunes 1 al viernes 5 de julio de 2024, conscientes de la nueva etapa que estamos viviendo como nación nos dirigimos a todos los ciudadanos y, en particular, a los cristianos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Con profunda fe y esperanza en Cristo, iniciamos una nueva etapa en la vida de nuestra nación con la instalación de un nuevo gobierno y una renovada Asamblea Nacional.
Como pastores y guías espirituales, queremos expresar nuestro agradecimiento a Dios por la paz y la democracia que, aunque imperfecta, vivimos en nuestro país. Invitamos a todas las comunidades de creyentes a mantenernos unidos en la oración, pidiendo al Señor sabiduría y discernimiento para nuestros nuevos gobernantes, a fin de que su gestión esté siempre orientada a fortalecer la institucionalidad, la gobernabilidad nacional, así como el bien común y respeto a los derechos humanos de todos y el medio ambiente.
Es indudable que una de las mayores preocupaciones de la sociedad panameña es la corrupción, un flagelo que ha destruido la confianza en las instituciones y ha socavado la base moral y ética de nuestra sociedad. Por ello, invitamos a las nuevas autoridades a fortalecer las medidas contra la corrupción, asegurando que los recursos del Estado sean utilizados con honestidad, transparencia y eficacia en beneficio de todos los ciudadanos, especialmente de los más necesitados.
Hacemos un llamado respetuoso a todos los panameños y panameñas, para que nos dispongamos con ánimo y esperanza, a reconstruir la paz social, el respeto por los demás, la solidaridad fraterna, afrontando los problemas más urgentes como la Caja del Seguro Social, el problema del agua y el medio ambiente, el azote de la violencia y el crimen organizado, el desempleo y la vivienda digna, la seguridad jurídica para nuestros campesinos y el drama de los migrantes.
Llegó la hora de trabajar unidos por el bien común de nuestra nación, superando divisiones y construyendo puentes de diálogo y reconciliación. En este espíritu, cada una de nuestras familias, de nuestras comunidades en todos los ámbitos, los partidos políticos y los servidores públicos, las distintas comunidades de fe y grupos religiosos, todos, sin distinción, debemos responder a una vocación de grandeza y unidad, como corresponde a Panamá y su historia.
Pongamos todo el empeño por lograr un desarrollo integral de todos los que habitamos en nuestro país. Esto implica la creación de oportunidades de empleo digno, el acceso a una educación de calidad, servicios de salud eficientes y un ambiente social seguro.
El Papa Francisco nos recuerda que “la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad son las tres piedras angulares de la Doctrina Social de la Iglesia, donde la persona humana, es “la cumbre de la creación y el centro del orden social, económico y político», combatiendo el individualismo y promoviendo el bien común. (Audiencia del 23 de octubre de 2021).
Como Iglesia Católica, seguiremos promoviendo espacios de encuentro, diálogo y apoyo para todos, sin distinción alguna. Esta es nuestra misión: el anuncio de la alegría del Evangelio, que nos impulsa a ser Iglesia en salida, que acompaña y guía; que sufre y lucha con su pueblo.
Que Santa María La Antigua, compañera en el camino de la fe por más de 500 años, interceda por Panamá y nos guíe siempre por caminos de paz, justicia y fraternidad.
Panamá, 5 de julio 2024