Cristo, la más hermosa juventud de este mundo, es misericordioso con nosotros, por lo que nos permite reunirnos en torno a él como auténticos discípulos misioneros. Por tanto, discernimos sobre nuestra historia y agradecemos a Dios por la misma; valoremos nuestro presente y nos maravillamos por lo que vemos en nuestro horizonte.
En este momento de gracia, donde la Iglesia pone su mirada y su confianza en los jóvenes, nos reunimos en la IX Asamblea Nacional de Pastoral Juvenil, realizada en la Diócesis de Penonomé, del 12 al 15 de septiembre de 2019. Acompañados por los obispos de la Iglesia Panameña, junto a nuestros a asesores y, de la mano de la pastoral vocacional y los movimientos eclesiales, construimos camino durante estos días, el cual resumimos en las siguientes experiencias:
1. Nos fascinamos nuevamente, a semejanza de los primeros discípulos, por el llamado que Cristo nos ha hecho en este caminar.
2. Nos acercamos a nuestra historia, con un corazón ardiente y agradecido, para profundizar en las raíces de la vida de la Iglesia y de la juventud panameña.
3. Escuchamos, con amor y humildad, el clamor de los jóvenes, con sus luces y sombras, alegrías y tristezas, decepciones y esperanzas.
4. Discernimos sobre nuestro papel como protagonistas en la construcción de una sociedad donde se vivan los valores evangélicos del Reino de Dios, tales como, valorar la vida, respetar la dignidad humana y fortalecer la cultura de paz. Nosotros los cristianos denominamos esta hermosa sociedad con el nombre de “Civilización del Amor”.
5. Avanzamos en nuestros procesos de conversión y redefinimos nuestro liderazgo con miras a incidir positivamente en la vida pública de nuestro país y en la conservación de nuestra casa común.
6. Nos alegramos del encuentro con las distintas culturas de nuestras diócesis, en un ambiente de oración y fraternidad juvenil; ¡celebramos que Cristo vive y te quiere vivo!
A partir de la alegría que nos transmitió este momento de gracia, nosotros los líderes de la pastoral juvenil, con decisión y entusiasmo, en el inicio del trienio juvenil vocacional, que será un período en el que la Iglesia fijará su mirada en los jóvenes, y convencidos que somos el ahora de Dios, nos comprometemos a:
1. Revitalizar la pastoral juvenil, a través de:
a. La formación de líderes y asesores, de acuerdo los desafíos de las circunstancias del mundo.
b. La articulación de procesos por edades y etapas.
2. Impulsar una pastoral en salida y que atienda los jóvenes más vulnerables: jóvenes migrantes, campesinos, afrodescendientes, de los pueblos originarios, y aquellos que viven en riesgo social.
3. Acompañar el proceso de discernimiento del proyecto de vida de los jóvenes. Para ello:
a. Asumimos el compromiso de presentar el tema vocacional sin tabúes para que sea comprendido como el proyecto de vida que Jesús tiene para cada joven.
b. Nos comprometemos a articular, en comunión, los procesos de acompañamiento entre la pastoral juvenil y la pastoral vocacional.
c. Vamos a sensibilizarnos sobre la dimensión vocacional, acogiendo el llamado a la vida, el llamada a la amistad con Jesús, y el llamada a una misión específica que puede ser el matrimonio, la vida consagrada y la vida laical.
Por último, nosotros los líderes de la pastoral juvenil nacional, adquirimos como misión permanente, la proclamación de el nuevo mensaje de esperanza otorgado por el Papa Francisco a los jóvenes del mundo: ¡Cristo vive, esperanza nuestra!