¡Cristo ha Resucitado, verdaderamente ha Resucitado! Está vivo entre nosotros y
permanecerá entre nosotros hasta el fin de los tiempos. ¡Tenemos un nuevo comienzo!
Su misericordia es liberación y salvación para cada uno de nosotros.
En Panamá, la Pascua en el 2019, la vivimos en un tiempo de elecciones, lo que es un
signo esperanzador, porque nos invita de manera especial a los panameños hacer
visible nuestro compromiso cristiano de renovar nuestro Istmo, a través de un primer
paso, como es la de elegir consciente y responsablemente a las nuevas autoridades
que dirigirán a nuestro país.
Como ciudadanos y pastores, proponemos a los católicos y personas de buena
voluntad los siguientes criterios para emitir un voto responsable, libre y consciente:
- Seamos parte del proceso electoral. El voto es un derecho inalienable y un deber
fundamental. Nadie debería privarse de votar. Todos los ciudadanos deben involucrarse
en la política con la participación en el debate democrático y analizar con seriedad y
responsabilidad, las propuestas electorales. - Reforcemos el comportamiento ético. Es inmoral e ilegal comprar y vender votos;
como votar por regalías. Podemos acabar con la corrupción, si rechazamos estas
prácticas. - Demandemos campañas transparentes y de propuestas. El país necesita respeto,
diálogo y creatividad política, con propuestas basadas en el bien común y en el respeto
a la dignidad de persona. Hay que respetar la opción electoral, evitando toda
polarización entre los ciudadanos. - Examinemos la trayectoria y propuestas de los candidatos. Considerar su capacidad
de ejecución de su plan político y en poner en marcha soluciones de fondo a los graves
problemas del país. Determinar su compromiso en sacar la miseria material y espiritual
a tantas mujeres, hombres, niños, adultos y ancianos en nuestro país, dándole
oportunidades y no regalías o migajas. No dejarnos llevar simplemente por propuestas
populistas, por simpatías y antipatías o por intereses particulares. - Elijamos a quienes les duela la realidad de los panameños. Panamá necesita ser
gobernada por personas íntegras, honestas, dignas, competentes, capaces de vencer
la corrupción y la violencia, que se preocupen por la salvaguarda de la casa común,
decididos a afrontar la injusticia, desempleo y falta de oportunidades; y a trabajar por
los excluidos y marginados. - Aseguremos la institucionalidad del país. Debemos afrontar, con claridad y
determinación, la colonización ideológica de opciones políticas y legislativas que
contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la
naturaleza del ser humano. Siguiendo la enseñanza de la Iglesia, apoyemos con
nuestro voto a quienes defiendan la dignidad de la persona, la vida en todas sus
etapas; la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; el derecho primario
de los padres en la educación de sus hijos; la libertad religiosa; y las instituciones
democráticas.
La Iglesia Católica, no tiene ni avala un partido político o un determinado candidato. Lo
expresado nace de su misión de Madre y Maestra, que tiene el compromiso moral de
orientar a sus hijos e hijas, en este momento histórico en el país, donde podemos
cambiar los destinos del país, para tener el Panamá que todos nos merecemos.
Que la Pascua sea una extensión festiva en las elecciones del 5 de mayo, donde
podamos descubrir que Cristo ha Resucitado en Panamá.
Comité Permanente de la CEP