Sobre este tema, el arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa, ha resaltado anteriormente que el papel de la Iglesia es “generar protocolos para que nuestros lugares sean cada vez más sanos y así poder proteger a los menores de edad” y reitera: “Tolerancia cero, es nuestra postura como Iglesia. Considero que deben existir leyes mucho más fuertes a esas realidades”.
Otro de los objetivos es la prevención, de poder educar y darles las herramientas de defensa a los niños, jóvenes y adultos sobre esta realidad que los puede acechar en los colegios, en su ambiente familiar, en el trabajo y en su comunidad.